Como una novia sin sexo

Tres amigos (chonguitos ellos, con chistes que se encargan de afirmarlo) van a pasar unas vacaciones a un camping en Villa Gesell en 1996. Luego, uno de ellos se relaciona con Luana, una chica que también vacaciona en el camping.

Pero no todo es lo que parece: la presencia de Luana y el aislamiento fuera de la cotidianeidad catalizan una serie de actos y pronunciamientos en los personajes masculinos que ya venían soterrados y que salen a la luz.

Un sobrio relato de inciciación, sobre el sentido del grupo de amigos para cada uno de ellos (que son "como una novia sin sexo" y por eso la amistad dura, según uno de ellos), sobre la valentía para asumir el deseo y también sobre la misoginia: Luana tiene una mentalidad más avanzada y las cosas mucho más claras que ellos y acaso sea el personaje más castigado por el grupo ya que debe pagar por lo que genera.

La película amaga con un clima de tensión "pajera" propio de las películas de Margos Berger, pero lo matiza y en algún sentido lo desbarata pronto. Tampoco es una historia de amor y eso contribuye con su realismo. También es un acierto que los personajes sean "comunes" y no apolíneos.

Lucas Santa Ana (director de la posterior Yo, adolescente) introduce en ésta su opera prima tomas en otro formato más cuadrado correspondientes a las filmaciones que hace uno de los amigos en la típica videograbadora JVC de la época.

En suma, un film sobrio, chiquito y convincente sobre unas vacaciones que producen cambios insospechados en un grupo de amigos que para el público internacional, no casualmente, fue presentado con el título de Bromance.