El Rey León (2019)

Confieso que no vi la versión original de 1994 (ampliamente ensalzada por la crítica y los espectadores) a la que esta película sigue muy de cerca en cuanto a su guión, según leí en varias críticas.

Una suerte de versión zoológica de Hamlet con usurpación de trono, exilio del príncipe heredero, imperativos de sangre y retorno triunfal, acaso con un toque más feminista en cuanto al papel de las leonas. La relación con el padre, un tema tan caro al cine y a la ficción estadounidenses y un ensalzamiento sin matices de la monarquía y de las jerarquías sociales.

Esta versión de Jon Favró es un extraordinario prodigio técnico: no podemos creer que los animales y los maravillosos paisajes sean digitales. El impacto deja sin aliento.

Pero la decisión artística del director no sólo implicó una registro hiperrealista sobre la representación de sus personajes sino sobre su comportamiento: se mueven todo el tiempo como animales reales (exceptuando, por supuesto el hecho de que hablan) y "gesticulan" como tales, de tal modo que su expresividad se ve seriamente comprometida y con ello el impacto emocional y los grados de libertad de una historia que además cuenta con diálogos, en definitiva,  un tanto pueriles.  Su humanización se reduce al habla, sus móviles y sus conductas. Tampoco ayudan las nuevas versiones de las canciones. La música de Hans Zimmer acompaña muy bien. Y no debe ser menor la competencia sobre la memoria emotiva de sus espectadores respecto de la versión original.

En definitiva, una película que vale la pena ver por sus literalmente maravillosas, deslumbrantes,  virtudes estéticas y técnicas, las que, sin embargo, comprometen su efectividad dramática.