La vida que queríamos

 

Alice y Niklas (Lavinia Wilson y Elyas M'Barek), un matrimonio de Viena que bordea la cuarentena de edad, afronta el fracaso del cuarto intento de embarazo de ella. Siguiendo el consejo de su médica, van a pasar unas vacaciones a Cerdeña. Les toca como vecinos en el complejo de bungalows un matrimonio con un hijo adolescente y una hija pequeña. La estancia en Cerdeña movilizará la dinámica de la pareja.

La película de la directora Ulrike Kofler (candidata al Oscar 2021 al mejor film en lengua no inglesa por Austria) apuesta a la sutileza y está alejada de la dureza y la mordacidad habitual en el cine austríaco, salvo en algunos sorpresivos planteos de Alice. Inevitablemente, el cambio de ambiente y el juego de espejos con la familia tipo vecina ayudará a desatar discusiones y conflictos latentes, en un matrimonio en que es ella la obsesionada con la maternidad. 

Ejemplo del casi subgénero de cine de reflexión-vacaciones-playa, considero que su sutileza, su contención y su medio tono melancólico (consonantes con el punto de vista de Alice) acaso le reste fuerza a la historia y a la empatía con sus personajes. Algunos flashbacks casi oníricos agregan alguna información (y a veces cierta confusión) a la historia. De todos modos, la película no aburre y se sigue con relativo interés, apuntalada por algunos sobresaltos (que algún espectador verá como forzados) que la sacan de su tono general.

(El título en alemán Was wir wollten significa Lo que queríamos o quisimos)