Gambito de Dama

 


Luego de un accidente automovilístico en el que muere su madre, a fines de los años 50's, la niña Elisabeth (Beth) Harmon (una notable Isla Johnston) es internada en un hogar de niñas, donde sistemáticamente las medican. Beth conoce al encargado de mantenimiento de la institución, Mr. Shaibel (Bill Camp), quien le enseña a jugar al ajedrez, despertando en ella una afición absorbente por ese juego. 

Ya adolescente, es adoptada por un matrimonio y lentamente iniciará una carrera ajedrecística participando en torneos de creciente nivel y proyección profesional, durante los años 60´s, en un ámbito claramente dominado por los hombres.

La miniserie acompaña el derrotero primero como aficionada y luego como profesional de una joven amurallada y refugiada en la racionalidad del ajedrez, entre temerosa y desinteresada por entablar vínculos y aficionada a los psicotrópicos desde la niñez.

Se podría decir que el tono en general demasiado prolijo y contenido de la serie dirigida por Scott Frank está marcado por la personalidad de su protagonista, en general elegante y distante. Uno podría preguntarse preguntarse si el resultado de este abordaje no resulta un tanto superficial. En cambio, cuando da cabida a la emoción, en general la serie se precipita en el golpe bajo.

Aparecen numerosas partidas de ajedrez: la serie se  las ingenia para que no resulten repetitivas, por lo cambiantes ámbitos en que se desarrollan y la diferente naturaleza de sus ocasionales contrincantes. Se mencionan numerosas referencias ajedrecísticas que  seguramente los aficionados al juego disfrutarán más. De todos modos, la serie plantea una situación ficticia, ya que a partir de cierto nivel los torneos de ajedrez no son mixtos. Ciertos entendidos en el juego han criticado la forma en que se retrataron las partidas profesionales, pero no creo que esto sea relevante.

La Beth de Anya Taylor-Joy tiene un protagonismo absoluto. Su labor es buena, aunque indudablemente apuntalada por el envase, es decir, la puesta en escena, el diseño de producción y las elecciones y limitaciones dramáticas apuntadas arriba. Y me arriesgo a decir que para la composición de su personaje tuvieron muy en cuenta a la Sra. Peel (y no sólo por el look).



Entre los mayores logros de Gambito de Dama podría mencionarse el retrato de la relación entre Beth y su madre adoptiva Alma Wheatley, a cargo de una maravillosa Marielle Heller (acaso lo mejor de la serie), un retrato sin fisuras de su empoderamiento femenino, no haber reducido y agotado el relato en una obvia historia de superación personal y los significados de su relación con los psicotrópicos.

En suma, me temo que, sin desconocer sus muchos logros, no comparto el entusiasmo generado por este cuento de hadas elegante y prolijo, por momentos glamoroso, con una clara apuesta por el empoderamiento femenino pero que podría haber sido más corto y donde todavía me pregunto si el retrato de las limitaciones afectivas de la protagonista no redunda en una cierta superficialidad del conjunto. Por ahora me inclino por un sí.


Comentarios

Entradas populares de este blog

The Family Fang / La familia Fang / Conozcan a los Fang

Antes del frío invierno

El ascenso de un imperio: Otomano / Rise of Empires: Ottoman / El gran Imperio otomano