La dosis / The Dose
Marcos (Carlos Portaluppi) hace veinte años que trabaja como enfermero en una unidad de cuidados intensivos (UCI). Es una persona responsable a quien le gusta su trabajo y devoto de sus pacientes. Pero es también quien a veces, frente a lo irremediable, toma decisiones polémicas.
Luego de ingresar a la unidad Gabriel (Ignacio Rogers, de Esteros), un enfermero nuevo, simpático y deseoso de aprender, la cambiante relación entre ambos enfermeros dominará el desarrollo de la película.
Lo que comienza como un drama hospitalario, se va deslizando hacia el thriller con algún toque de terror a medida que se va enrareciendo la relación entre ambos protagonistas.
La pintura de la sala de la UCI y de la dinámica hospitalaria está muy lograda, con su atmósfera lúgubre y su acotada galería de pacientes. Portaluppi compone muy bien a su solitario personaje a quien se le desestabiliza todo un escenario de años, en lo laboral y en lo personal.
Notable la labor de Rogers, un especialista en personajes con varias capas. En cuanto al elenco veterano de los directivos del hospital, se nota la diferencia generacional con los protagonistas en su manera de actuar.
El director Martin Kraut dosifica muy bien el paulatino cambio de atmósfera (y de género) de ésta su ópera prima, revelando acaso influencias del cine de Polanski en su presentación de elementos opresivos y paranoicos.
En suma, una solvente ópera prima en formato de thriller con muy buenas actuaciones protagónicas sobre un tema polémico como disparador, con el mérito de que nunca pierde de vista el drama personal de su protagonista, basamento fundamental de toda película de género.
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Marcos (Carlos Portaluppi) hace veinte años que trabaja como enfermero en una unidad de cuidados intensivos (UCI). Es una persona responsable a quien le gusta su trabajo y devoto de sus pacientes. Pero es también quien a veces, frente a lo irremediable, toma decisiones polémicas.
Luego de ingresar a la unidad Gabriel (Ignacio Rogers, de Esteros), un enfermero nuevo, simpático y deseoso de aprender, la cambiante relación entre ambos enfermeros dominará el desarrollo de la película.
Lo que comienza como un drama hospitalario, se va deslizando hacia el thriller con algún toque de terror a medida que se va enrareciendo la relación entre ambos protagonistas.
La pintura de la sala de la UCI y de la dinámica hospitalaria está muy lograda, con su atmósfera lúgubre y su acotada galería de pacientes. Portaluppi compone muy bien a su solitario personaje a quien se le desestabiliza todo un escenario de años, en lo laboral y en lo personal.
Notable la labor de Rogers, un especialista en personajes con varias capas. En cuanto al elenco veterano de los directivos del hospital, se nota la diferencia generacional con los protagonistas en su manera de actuar.
El director Martin Kraut dosifica muy bien el paulatino cambio de atmósfera (y de género) de ésta su ópera prima, revelando acaso influencias del cine de Polanski en su presentación de elementos opresivos y paranoicos.
En suma, una solvente ópera prima en formato de thriller con muy buenas actuaciones protagónicas sobre un tema polémico como disparador, con el mérito de que nunca pierde de vista el drama personal de su protagonista, basamento fundamental de toda película de género.
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