Borat Subsequent Moviefilm


Luego de pasar 14 años de trabajos forzados en Kazajistán, le encomiendan a Borat una nueva misión en Estados Unidos: regalarle a Michael Pence, vicepresidente de Donald Trump, un mono que es el Ministro de Cultura de Kazajistán y ex estrella porno. Pero luego, Borat será acompañado en su delirante periplo americano por su hija Tutar (atención al dibujito animado que la joven mira) para ofrendarla al vice Pence.

 Esta comedia satírica con Sacha Baron Cohen es de una ferocidad, una audacia y un vitriolo que pueden incomodar en varios pasajes. Su personaje es exponente de una cultura primitiva, machista, antisemita y  misógina (el retrato que hace de su hija en la ficción y de su relación con su ella -personaje a cargo de la debutante Maria Bakalova- es espeluznante) y su juego consiste en confrontarla en espejo con la cultura conservadora y republicana de la América Profunda y de sus políticos en tiempos de Covid.

El formato es el del falso documental o mockumentary (cuyo título original es Borat Subsequent Moviefilm: Delivery of Prodigious Bribe to American Regime for Make Benefit Once Glorious Nation of Kazakhstan), con un Borat disfrazado infiltrándose en reductos privados y públicos de esa subcultura yanqui republicana, antiabortista, machista, misógina, devota de las cirugías plásticas, anticuarentena, negacionista, pedófila, anticientífica, terraplanista, hipócrita... todas las miserias y zonas oscuras que han reavivado su visibilidad y virulencia como consecuencia de la pandemia, en EE.UU. y en otros países también, incluida la Argentina.

No podemos saber si todas las cámaras ocultas son reales, pero los escenarios sí y uno de sus momentos cumbres la escena que logra con el ex alcalde de Nueva York y abogado de Trump Rudy Giuliani es asombrosa y perturbadora. Por momentos, la película recuerda a los documentales de Michael Moore y logra momentos reminiscentes de Traicionados, esa gran película de Costa Gavras con una agente del FBI  infiltrada en grupos neonazis de Estados Unidos.

Maria Bakalova logra dotarle humanidad a ese personaje que tiene el sometimiento totalmente internalizado y que incluye una ternura perturbadora para ese contexto.

A diferencia de otras películas experimentales "confinadas" y un tanto pusilánimes en y sobre la pandemia, esta película filmada en 2020 pone el cuerpo y afronta el tema del Covid-19 totalmente sobre el terreno.

Afortunadamente Borat se topa como contrapesos con algunos personajes/personas que, actuando como voces de la corrección política y la sensatez, a veces lo hacen reflexionar y corregir algunas de sus posturas cavernarias (a la manera de la voz en off de Miki Vainilla, el personaje de Capusotto).

En las sátiras, y sobre todo en las desatadas como esta película, siempre es difícil sostener claramente la línea que separa lo satirizado como objeto de observación y de crítica. Borat a veces tensa esta línea hasta límites acaso polémicos e incómodos, sobre todo en su sátira del machismo y la misoginia. Pero la trama muestra también un camino de liberación para alguno de sus personajes y presenta una muy ingeniosa vuelta de tuerca en su final. La negrura no es absoluta.

 Aún con sus probables excesos, a dos semanas de las elecciones presidenciales de EE.UU. y en estos tiempos urgentes e impredecibles del Covid,  podríamos afirmar que el estreno de esta polémica Borat Subsequent Moviefilm es oportuno y hasta necesario.

Por las dudas: a apurarse para verla!

 

 

 

 

 


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