Maléfica, dueña del Mal

La historia funciona como una segunda parte de Maléfica y de La Bella Durmiente, resignificando los hechos ocurridos relatados en el cuento tradicional.

Pero la reina malvada en este caso es Ingrith de Ulstead (una elegante y contenida Michelle Pfeiffer) que quiere doblegar y anexar a su reino al Reino del Páramo, aprobando el casamiento de su hijo el príncipe Phillip con la Princesa Aurora (Elle Fanning, en modo ingenuo pero alborotado). Para ello invita a una cena a la princesa y su madrina, Maléfica (Angelina Jolie), donde se pudre todo.
En este relato, Maléfica luego se reencuentra con sus orígenes, en un reino oculto.

De ahí en más, ocurre el previsible enfrentamiento entre los partidarios de Maléfica y los humanos de Ulstead comandados por Ingrith.

A nivel dramático, nada es demasiado intenso o interesante en este cuento liderado por mujeres y con hombres que sólo hacen de consortes. Pero sí es muy rescatable la composición del personaje de Jolie, cuya Maléfica transmite una tensión (entre tierna y hierática) tal que nunca sabemos si está por sonreír o derribar un castillo.

La puesta en escena del páramo feérico, el vestuario, los paisajes y las batallas son espectaculares, así como efectiva es la rimbombante banda sonora.

En suma, una historia un tanto predecible y lineal, carente de suficiente maldad pero que en todo caso vale la pena ver por su espectacularidad.