Reckoning




Podríamos clasificar a las ficciones sobre policías y asesinos en dos grandes tipos:

1) Sabemos de entrada quien es el asesino y vemos cómo el detective va estrechando el cerco para determinar quién es y atraparlo (Columbo era un ejemplo típico; y más acá, The Fall, con Gillian Anderson)

2) No sabemos quién es el asesino, y en principio adoptamos el punto de vista del detective. Hay varios sospechosos y pistas falsas. Y en algún momento, pasamos a conocer la identidad del asesino y pasar a la instancia (1). Este segundo tipo es el que adopta la mayoría de las ficciones policiales.

En el pueblo de Canaan, una joven es asesinada. El asesinato presenta características semejantes a los perpetrados por un asesino serial años atrás y cuya identidad no pudo ser determinada en su momento.




La narración se centra en dos familias: la del detective Mike Serrato (Aden Young), con su esposa y tres hijos y la de Leo Doyle (Sam Trammell, el hombre lobo de True Blood), consejero vocacional y entrenador de la escuela pública local, con su segunda esposa y un hijo adolescente que vuelve  a convivir con él. Serrato había investigado los asesinatos anteriores  y queda a cargo de la investigación del actual.

Durante los primeros capítulos nos vamos interiorizando sobre aspectos de estas dos familias (cuyas hijas podrían ser blanco del asesino) como en una telenovela; dicha trama y sus personajes son tan interesantes que casi no nos interesa quién pueda ser el asesino: el componente policial actúa sólo como una amenaza asordinada de un drama por el que navegamos con gusto. Acaso este comienzo constituya el elemento más original de esta serie de tipo (2).

Luego vamos descubriendo más capas de los dos protagonistas, de sus esposas y de sus hijos (típicamente estos últimos entre problemáticos e insoportables) y la serie empieza a mostrar sus cartas. En este punto, si bien la intriga sigue atrapando, todo se vuelve más convencional y se estira innecesariamente. Reckoing podría insumir 2 o 3 capítulos menos.

Sin duda, las dos esposas (a cargo de Simone Kessell y Laura Gordon, respectivamente) constituyen los personajes secundarios más interesantes.

En resumen, una ficción que empieza muy bien, que disfrutamos más al comienzo, cuando no sabemos ni nos importa hacia dónde nos lleva y que luego se interna por caminos más convencionales.




SUPERSPOILERS:

1)Hay una escena con Trammell que es un guiño a su personaje de hombre lobo en True Blood.
2) Una decepción es que el final de la serie es abierto y parece anunciar una segunda temporada de tipo (1).









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