Nadie sabe que estoy aquí
Memo (Jorge García) es un hombre taciturno que vive con su tío en una chacra a orillas del bello Lago Llanquihue, en el sur de Chile. Lo vemos, en sus momentos de intimidad, mirar un viejo VHS dónde él aparece de niño cantando con mucha solvencia un tema en inglés.
¿Qué sucedió en el pasado de Memo para haberlo llevado al retiro en ese lugar apartado?
Dos hechos fortuitos quebrarán las misteriosa y silenciosa calma en la que vive.
Rodada en ese maravilloso marco natural (también personaje de la historia), la primera mitad de Nadie sabe... es inclasificable. Hay un misterio oculto, el protagonista casi no habla... pero se percibe enseguida que su historia y su reconcentrado silencio tienen que ver con la pérdida y el trauma.
Los tiempos de la película son lentos, a veces muertos... como los del protagonista y de a ratos asoma lo ominoso.. No podemos definir aún el género del filme pero sí disfrutar de sus momentos de innegable poesía.
Luego, la trama nos encaminará hacia la paulatina resolución del misterio y los cambios que podría traer aparejados.
En esta promisoria y equilibrada opera prima, Gaspar Antillo sabe dosificar muy bien los climas y la información, acompañado por una fotografía y una banda de sonido de primer orden.
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