Marcella - Temporada 3

Marcella reaparece  como Keira Devlin, una agente infiltrada en una tremenda familia mafiosa y millonaria de Belfast, los Maguire, conformada por la madre, Katherine (una hierática Amanda Burton) y sus tres hijos, dos varones (uno violento y el otro culto y fóbico) y una hija casada con otro tipo tremendo.

Ya habiendo dado pasos en falso en la Temporada 2 (que finaliza con su presunta muerte y su pase a la clandestinidad), esta T3 constituye una total desilusión, una ficción totalmente remanida, una suerte de cruza entre La femme Nikita, Succession y película de mafiosos. Una trama estirada, situaciones que no se entienden o justifican (ver zona spoiler) y la apelación recurrente a la psicopatología de la protagonista (acá ya con rasgos esquizoides) para justificar o rellenar ciertos momentos o giros del guión. Y a esta altura, los traumas de Marcella no aportan nada y francamente aburren.

La temporada comienza in media res, ya con la protagonista como Keira y plenamente integrada a la familia; más adelante, se nos muestra como Marcella Backland devino Keira Devlin.

La serie sigue presentando aquí y allá algunos destellos (como la secuencia con un chico Down, extraordinaria), pero casi todo luce rutinario y desganado.

Una serie que no da para más, me temo.




ZONA SPOPILER

La escena inicial del asesinato a quemarropa de la pareja de Keira (aparentemente el administrador del clan) es desconcertante ¿ella ya era amante de Finn?

¿Cómo se explica la libertad de movimientos y la confianza que ella genera en el clan? ¿Cómo aceptan en su seno a una ex policía teniendo dudas sobre su pasado? ¿Para quién trabaja Franck, el actual jefe de Keira? ¿Por qué espera tanto para mandarlos al frente? ¿Qué es toda esa escena con el maniquí? Y esto no agota la lista.

El final puede ser tomado como el cierre de un círculo de maternidad recuperada y acaso indique que su plan, en realidad, era quedarse con todo.