Fase 7

Luego de atiborrarse de mercaderías en un supermercado, y a poco de volver a su casa, un joven matrimonio (conformado por Coco y Pipi, Daniel Hendler y Jazmin Stuart; ella con un avanzado embarazo) es notificado de que todo el edificio en que viven es declarado en cuarentena por una pandemia.

Luego de un buen comienzo  con numerosos apuntes de inquietante resonancia actual (y más efectivos aún por presentarse de forma "lateral" o incidental) el relato se centra en el creciente clima de violencia de ese consorcio, donde las paranoias individuales entroncan con las conspiranoias globales.

De este modo la película (filmada en 2010 y probablemente contemporánea de la epidemia de gripe A) se desliza decididamente hacia el cine de género y la premisa pandémica inicial queda reducida a sólo un marco o excusa, con algunos tiempos muertos que no siempre redundan en suspenso.

La película de Nicolás Goldbart tiene muy buenos efectos especiales (parece enamorada de ellos), por lo que incursiona con solvencia en el gore, lo  que sumado a una efectiva banda sonora de Guillermo Guareschi y un muy buen sonido (salvo el de los diálogos) nos trae ecos del cine de Carrpenter.

Cabe destacar a los vecinos Horacio (un personaje duro que se las trae a cargo de un sorprendente Yayo) y el siniestro Zanutto (Federico Luppi en su salsa).

Como siempre, Hendler está muy bien en su transformación de desganado clase mediero, vocero del sentido común, a hombre de acción.

En suma, una suerte de comedia negra, que en su momento tuvo muy buenas críticas pero para mi gusto, promete más que lo que cumple.