El jilguero / The Goldfinch
En una habitación de hotel el joven Theodor (Ansel Elgort) pasa revista a parte de su vida a partir del momento traumático en que con 13 años sobrevive a un atentado en el Metropolitan Museum de Nueva York en el que pierde a su madre.
Basada en una novela de Donna Tartt, y por ser bastante bastante fiel a ella, la película de John Crowley quizás resulte demasiado ambiciosa y algo dispersa. Esto puede ser, en parte, por su estructura temporal, que alterna entre el Theo adulto y sucesos de cuando contaba 13 años (a cargo de Oakes Fegley), por el carácter trunco de ciertos episodios, por la variedad de tópicos tratados y por cierta desconexión entre ellos. Pero este carácter fragmentario resulta coherente con la situación que vive el protagonista en el hotel y por el carácter de los sucesos en una vida para nada lineal y con bastante mala suerte. De golpe, Theo, a los 13 años, debe elegir y tomar decisiones a un edad en que es fácil equivocarse y en que son los adultos los que en definitiva deciden. Elecciones y decisiones que tienen que ver con quiénes se desea y elige estar, el duelo, el valor de los objetos, el mundo del arte, el cuidado de sí mismo y la búsqueda de contención.
Con algún momento de acción, la película sale adelante sin embargo porque es un drama de personajes bien construidos, por su aliento novelístico y por las interpretaciones, comenzando por las notables actuaciones de Fegley y Elgort, con quienes es imposible no empatizar. Los acompaña un gran elenco, comenzando por la infalible Nicole Kidman (componiendo otra de las interesantes madres que ya le ha dado al cine) y siguiendo con Jeffrey Wright, Luke Wilson, una Sarah Paulson más sexy que nunca y un avasallante Finn Wolfhart como su amigo de la adolescencia.
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